Volutas tanto eternas como hipnotizantes – las espirales y sus derivados nos remiten a los tormentos de lo inconmensurable, como hélices de carácter hipnótico cuyas arabescas infinitas conducen a la locura. Spira sugiere este engranaje infernal del cual cada elemento surgirá inevitablemente y del que no sabemos cómo escapar, como una maquinaria casi diabólica en la que estamos atrapados sin ser verdaderos protagonistas. Es la experiencia de una pérdida de control y de la lucha por recuperarlo, semejante a una parálisis del sueño donde la consciencia intenta imponerse sobre el sueño. En medio de este torbellino incesante de límites desconocidos, la cuestión del final se vuelve tanto primordial como inevitable.