Limen trabaja el umbral – del timbre, la forma, lo inteligible – y florece en ese entre dos inestable donde las masas corales se elevan hacia territorios que exceden sus propios límites fisiológicos. El coro, vasto y profundo, despliega una materia sonora densa y viva, saturada de capas vocales y frecuencias graves como si vinieran de un lugar subterráneo. Umbral y paso se entrelazan en una tensión vibrante entre la materia coral y electrónica – que actúa como una extensión fantasmal del cuerpo vocal. La obra se inscribe en ese frágil intersticio donde ocurre una transformación : entre lo íntimo y lo colectivo, entre la huella vocal y su reflejo espectral. La evanescencia es tanto un destino como un proceso, y la fusión del humano y la máquina revela la vibración de un cuerpo colectivo atravesado por tensiones arcaicas.